Soy un gran fan de la arquitectura, del diseño de interiores y de todo lo relacionado con la habitabilidad. Aunque mi trabajo no tiene nada que ver con ello (soy informático) lo prefiero así: me gusta tener aficiones que no se mezclen con mi trabajo. Seguramente si me dedicase profesionalmente al diseño de interiores no me gustaría igual, porque en cuanto algo se convierte en un trabajo empiezan las obligaciones y no es lo mismo.

No es que mi casa sea una casa vanguardista, pero me permite improvisar y probar cosas. Hace poco leí en una revista de arquitectura sobre un edificio de diseño que jugaba con los estores para generar una iluminación muy cuidada en el interior. Sabemos que la luz es uno de los elementos más importantes en un edificio, ya sea un espacio para vivienda, para oficinas o con diversas funciones. Aprovechar la luz solar es clave y me llamó mucho la atención que los arquitectos de ese edificio (un estudio muy conocido) acudieran a los estores para modelar las entradas de luz.

Yo mismo soy un cliente habitual de una tienda de estores y la última vez que pasé por allí lo comenté y se sonrieron. Me explicaron que mucha gente en España todavía tiene una opinión un tanto equivocada sobre los estores. Los consideran como una opción barata y poco estética cuando en la mayoría de países del mundo es lo más habitual. Cuando les hablé sobre ese edificio, me dijeron que existen gran variedad de estores, desde los más baratos y sencillos a alternativas de diseño que cumplen diversas funciones.

Así que inspirándome un poco en lo que había visto en esa revista de arquitectura y con la asesoría de la tienda de estores me puse manos a la obra con el mirador de casa. Había rediseñado esa parte del salón con grandes ventanales y se me ocurrió colocar unos estores para cubrirlos ya que unas persianas serían demasiado costosas. Y han quedado de cine. Ahora mi casa ya se parece más a uno de esos edificios que veo en las revistas.