La obra del ático 

Tengo grandes recuerdos de la casa donde nací y pasé muchos años. Pero también alguno no tan bueno. Algo que recuerdo es que siempre había muchas obras. Al tratarse de una zona con muchos edificios, si no había obras en uno, las había en otro. Y como yo estudiaba en casa, recuerdo pasar algunas épocas un poco frustrantes con el tema de las obras, porque siempre me gustó el silencio, sobre todo si se trataba de estudiar.

Ya han pasado muchos años de aquello, pero me ha quedado una especie de temor a que haya obras cerca de mi casa. Ahora vivo en un entorno con menos densidad de edificios y un poco más de espacio liberado sin ladrillo, pero, aun así, de vez en cuando tocan obras. Recientemente vi llegar al edificio a un camión de reformas integrales Vigo y en primer lugar supuse que se trataba de una mudanza, que aquí hay muchas, pero cuando vi aparecer las primeras herramientas entendí que era una reforma, y no cualquier reforma: una reforma integral, como bien ponía escrito en el camión. 

Entonces vi la última prueba de que nos tocaba una época de obras: colocaron unas protecciones de aglomerado en el ascensor: nadie coloca eso si no tiene pensando estar una temporada subiendo y bajando herramientas y muebles. Y dos meses más tarde, ahí sigue. Los chicos de las reformas integrales Vigo están en uno de los pisos del ático. Como nosotros vivimos en un cuarto, estamos relativamente cerca y los oigo trabajar buena parte de la mañana.

En mi caso, ahora ya no estudio, pero trabajo en casa, y sigo necesitando todo el silencio que sea posible. Ya no soy tan tiquismiquis como antaño, que ponía el grito en el cielo por cinco minutos de taladro (lo que tuvo que padecer mi madre), pero sigo siendo bastante sensible a los ruidos, es así, qué le voy a hacer. Entiendo que, para hacer una reforma, hacer ruido es inevitable y trato de poner al mal tiempo, buena cara, pensando en que por mucho ruido que hagan, nunca será como en la casa de mis padres… siempre de obras.