Cómo actuar ante un diagnóstico de cáncer

Cuando una persona escucha el diagnóstico de cáncer pasa por varias etapas antes de asumir totalmente qué es lo que le está ocurriendo. La primera de estas etapas suele ser la negación, la persona no quiere aceptar que eso le pueda estar ocurriendo a ella y en muchas ocasiones necesitan un segundo y hasta un tercer diagnóstico para confirmárselo. Tras esto, suele venir la segunda de las fases en la que el enfado, la frustración y hasta la depresión pueden hacer presencia. Por último, se llega a la etapa de la aceptación.

Cuánto dure cada una de estas fases va a depender de la persona, del apoyo que tenga a su alrededor y de la actitud de quienes le rodean. Si la familia está todo el día llorando y lamentándose, el ambiente negativo se contagiará lógicamente al enfermo que puede acabar atrapado en una depresión que lo deje en una segunda fase de inacción.

Sin embargo, si la actitud de quienes lo rodean es realista pero enfocando todo con optimismo y con ganas de luchar, la persona afectada por el cáncer comenzará a aceptar más rápidamente su situación y comenzará a tomar medidas. Cuanto antes haga esto, más posibilidades tendrá de éxito en su lucha. Una de las primeras cosas que las personas en esta situación se plantean es buscar al mejor oncologo de españa para que les trate.

Encontrar a los mejores profesionales puede implicar desplazamientos y, por supuesto, gastos. Pero hay maneras de financiarlos y teniendo en cuenta lo que hay en juego, siempre merece la pena acudir a que se realice una valoración. En la primera visita es importante llevar todas las pruebas y estudios que se hayan realizado, seguramente no sean suficientes y se necesiten más para que el profesional pueda hacer una valoración, pero serán un primer paso.

Una vez que se han hecho las pruebas, el oncólogo ofrecerá un diagnóstico y expondrá ante el paciente las diferentes alternativas que pueda haber para su tratamiento. Un buen oncólogo siempre hablará con claridad, incluso puede indicar al paciente el porcentaje de éxito total que puede tener o las complicaciones que pueden surgir. Cuanta más información tenga el paciente, mejor podrá decidir qué hacer. En ocasiones, solo hay un camino pero puede ser que haya más de una opción para escoger en función de cada caso. Entre el médico y el paciente se decidirá el tratamiento a aplicar.