Tus parasoles, impecables todo el año

Las terrazas comenzaron siendo elementos estacionales en la hostelería, pero hace ya muchos años que se han instalado para todo el año y ahora, con la necesidad de los espacios abiertos, se han convertido en el lugar más solicitado de cualquier local. Tanto en verano como en invierno. Esto hace que se le haya dado más importancia al diseño y también a los materiales ya que no solo van a tener que soportar el sol, también el agua y el frío. Un buen ejemplo son los parasoles que podemos ver en muchos de estos establecimientos.

Los parasoles de las terrazas de locales de hostelería se utilizan pues, durante todo el año. En verano protegen del sol y en invierno de la lluvia. Por eso, hay que mantener la lona de estos en perfecto estado. Lo cierto es que tras horas y horas de sol y de humedad, incluso las telas de mayor calidad pueden acabar perdiendo color o con manchas que es imposible quitar. Y toca renovarlas.

La diferencia está en que una lona de la mejor calidad, como la lona parasol ezpeleta, soportará impecable varias temporadas mientras que otros materiales baratos se acabarán deteriorando en muy poco tiempo e incluso pueden rasgarse tras su primer verano al sol. No valdrán por tanto la pena ya que el dinero que se ha ahorrado en la compra se perderá al tener que reponerlos antes incluso de que hayan podido ser amortizados debidamente. Un parasol de calidad, se amortiza y además contribuye a la estética del local.

Mantener impecables los parasoles es fundamental para la imagen de la terraza, que tiene que resultar muy atractiva para todos los visitantes. Y nadie quiere estar en un espacio que se ve sucio o desgastado ya que ofrece la impresión de que el local es descuidado y, por tanto, su servicio también podría serlo. Si la terraza se ve sucia y descuidada, ¿no es lógico pensar que la cocina puede estar en las mismas condiciones?

Pero además de mantenerse en buen estado, las lonas de calidad son mucho más bonitas y hacen que la terraza se vea mucho más atractiva. Es lo mismo que sucede cuando se ponen en la misma muebles de cierta calidad en lugar de las típicas sillas blancas de propaganda que en poco tiempo se ven moteadas de negro o han perdido la firmeza de la forma.