Pasé muchos de mis veranos en un pequeño pueblo en el que mi padre y otros amigos practicaban la caza en un coto privado. Aunque cuando era niño no me dejaban disparar ya aprendí muchas cosas relacionadas con la cinegética, palabra que ya de niño no me sonaba muy bien y sigue sin sonarme, pero así se llama el arte de la caza.

Cuando eres niño tienes la capacidad de fascinarte con muchas cosas, sobre todo si es una actividad que practica tu padre, así que yo llegué a fascinarme con ello y me dije que algún día sería cazador. Cumplí mi sueño… en parte: abrí una tienda de caza y pesca en mi ciudad.

Como siempre sucede cuando emprendes, surgieron voces que me aconsejaban echarme para atrás, que no había futuro en ese negocio y que dentro de 30 años, tal como está la sociedad, nadie querrá ir a cazar, o incluso que se prohibirá. Algunos consejos eran constructivos mientras que otras opiniones solo perseguían desanimarme.

Han pasado 10 años desde que abrí la tienda y he tenido que buscar naves en alquiler en santiago de compostela porque el negocio ha crecido y con mi pequeño local ya no daba abasto. Así que muchos de los que ponían la mano en el fuego por mi fracaso, ahora deben estar en cuidados intensivos. Pero tampoco me tomo mi ‘éxito’ como una venganza.

Para que un negocio florezca también necesitas un poco de suerte. En mi caso, la ayuda de dos cazadores expertos de la zona que apoyaron la tienda cuando luchaba por salir adelante fue clave para darse a conocer, no solo en la ciudad, sino en toda la región. Hoy en día vienen cazadores y pescadores de toda la región, incluso de otros puntos del país, atraídos por la fama que ha ido adquiriendo.

Y así, para el almacenamiento de productos, he tenido que buscar naves en alquiler en santiago de Compostela porque en la tienda ya no entraba todo. Ha sido el momento de expandir mi negocio y espero no haber sido esta vez demasiado ambicioso.