¿Por qué es importante el uso de pérgolas y sombrillas en exteriores?

Por cuestiones estéticas más que de salud, tomar el sol es una moda consolidada que se remonta a la década de los sesenta. Sin embargo, la búsqueda de un cutis bronceado puede salir caro —al menos sin el uso de sombrillas para patio u otras estructuras protectoras.

Por más que la melatonina sea beneficiosa para la actividad celular, la exposición a los rayos UVA y UVB está en el origen de numerosos cánceres de piel. Con la instalación de sombrillas y pérgolas, se disminuye el riesgo de daño solar, al tiempo que se preserva el mobiliario.

Estos accesorios, de fácil y rápida instalación, actúan como bloqueadores de la radiación solar en las horas en que el índice UV es más elevado, entre las diez y las dieciséis horas. En concreto, pueden filtrar entre un treinta y un cuarenta por ciento de la radiación. De este modo, garantizan un bronceado saludable y un mayor bienestar al aire libre. Como es lógico, también protegen las células de la piel de las quemaduras solares.

Respecto a la salud capilar, el uso de sombrillas proporciona un ‘escudo’ eficaz para el cabello frente a los rayos UVA y UVB. Se ha demostrado que la exposición solar en exceso favorece la deshidratación del folículo piloso y las irritaciones en el cuero cabelludo.

Por otra parte, en los meses de máxima radiación solar, no sólo la salud humana está en juego, sino también la integridad del mobiliario, en especial de materiales tan sensibles como la madera o la fibra natural.

La luz ultravioleta, por ejemplo, decolora la madera, al tiempo que causa un deterioro irreversible en la celulosa. Por su parte, los rayos infrarrojos propician el agrietamiento y desgaste de estas superficies.

De nuevo, instalar sombrillas, pérgolas o cenadores es una medida eficaz para salvaguardar los muebles durante las horas más calurosas.