¿Cómo alargar la vida útil de un sistema de agua caliente?
Las calderas, termos eléctricos y otros sistemas de agua caliente disfrutan de una vida útil de doce a dieciocho años, dependiendo de la marca y el modelo, la intensidad de su uso o el mantenimiento. Este último es uno de los factores que más inciden sobre la durabilidad del producto y comprende desde las revisiones periódicas hasta la limpieza general y la atención de fugas y otras averías, que hacen necesaria la intervención de un técnico en reparación de calentadores Pontevedra de una empresa SAT.
Probablemente, la negligencia más habitual es prescindir de los chequeos regulares que garantizan el buen funcionamiento de la caldera o termo eléctrico en cuestión. En general, las inspecciones visuales deben realizarse cada seis meses, mientras que el mantenimiento profesional se efectúa de forma anual o bianual para comprobar el estado de los componentes y diagnosticar irregularidades que desencadenen en una avería.
Las limpiezas sucesivas pretenden no conservar la estética del equipo, sino prevenir la corrosión y otros males asociados a la presencia de polvo, suciedad y residuos en el sistema. Entre las tareas más frecuentes, cabe destacar el vaciado del tanque, la limpieza y chequeo de piezas móviles o la higienización del área inmediata.
En particular, debe extremarse la precaución con la cal, definible como una concentración de sales de calcio y magnesio que cristalizan adhiriéndose al interior del tanque. Estos depósitos provocan corrosión y obstrucciones en los conductos, dando lugar a una serie de perjuicios: pérdida de rendimiento del producto, acortamiento de su vida útil, etcétera.
Otra recomendación es revisar la presión del agua, en especial cuando el radiador no alcanza la temperatura deseada o el agua circula más lentamente de lo normal. Estos y otros síntomas revelan problemas de funcionamiento y un principio de avería que, de no solucionarse en tiempo y forma, acabará afectando a todo el sistema.