Alquila tu finca rústica y sácale un beneficio

En Galicia es frecuente que cuando mueren los padres, los hijos se encuentren con que tienen en herencia fincas rústicas que, en algunos casos, incluso desconocen en dónde están exactamente ubicadas. En muchos casos, son tierras que ya proceden de abuelos o de bisabuelos y que llevan mucho tiempo olvidadas, salvo para el pago de impuestos y para abonar la limpieza de este cada cierto tiempo.

Cuando sucede esto, muchas veces no se sabe muy bien cómo actuar respecto a las fincas. Pero hay diferentes maneras de conseguir sacarles una rentabilidad. Las principales son la venta y el alquiler y para ambas se puede recurrir a un centro maderero en Galicia que lo gestione.

Si hay varios propietarios y las fincas no están repartidas, lo normal es que se prefiera venderlas y repartir el dinero, que resulta más sencillo que repartir terrenos. La venta puede hacerse de muchas formas, pero en la mayoría de las inmobiliarias no van a aceptarlas porque los terrenos rústicos no sirven para construir y, por tanto, no están entre sus objetivos. Se pueden poner carteles, pero cuando estas fincas están en lugares apartados, tampoco son efectivos y los anuncios, además, obligan a ir a enseñar la finca, quedar con los posibles compradores etcétera. Por eso, lo más sencillo es gestionarlo a través de un centro maderero.

Estos centros, en algunos casos, funcionan como una inmobiliaria al ocuparse de vender y comprar terrenos rústicos. Ellos pueden encargarse de toda la gestión y de asesorarnos sobre qué hacer para tener todos los papeles en regla. Una vez efectuada la venta, se reparte el dinero y todos en paz.

Pero cuando el terreno es de una sola persona o de varios hermanos que no tienen interés en vender, existe la opción del alquiler y esta puede ser muy ventajosa. Porque se obtiene dinero de las tierras, pero sin perder su titularidad. La maderera se encargaría de limpiar el terreno y plantar los árboles. Y los propietarios pueden elegir entre dos alternativas: cobrar por la madera una vez que crezcan los árboles o cobrar una cantidad al mes a modo de alquiler, sin cobrar cuando se corte la madera.

De esta forma, se puede contar con unos ingresos fijos cada mes o con un dinero a futuro, más se conserva la tierra, algo que para muchas personas es importante por el valor sentimental.