Por qué el ‘park and ride’ se ha impuesto en Madrid
Siguiendo el ejemplo de Londres, París y otras capitales europeas, Madrid ha impulsado el desarrollo de aparcamientos park and ride o disuasorios con el fin de descongestionar su zona centro, reducir la contaminación y proteger a la ciudadanía. Por consiguiente, esta modalidad de estacionamiento ha aumentado su protagonista en el ecosistema del parking en Madrid.
Desde la aprobación de la Agenda 2030, las grandes ciudades vienen anteponiendo los objetivos climáticos al resto de consideraciones. Como resultado, aparcar en la periferia es hoy más atractivo para la población conductora en todos los sentidos (disponibilidad, precio asequible, etcétera).
Las restricciones impuestas por el etiquetado ambiental no han sido del agrado de todos los conductores, particularmente de aquellos con etiqueta B. El concepto park and ride debe su éxito, en parte, a la buena aceptación que ha recibido entre los afectados por estas regulaciones y a las ventajas que este servicio les plantea.
En concreto, los parkings disuasorios presentan una mayor disponibilidad que los situados en el interior de la capital española. Esto disminuye las tensiones y el estrés que conlleva la búsqueda de una plaza libre, además del riesgo de recibir una infracción por circular en vías incompatibles con la etiqueta del vehículo.
Este tipo de aparcamiento contribuye activamente a reducir las emisiones de dióxido de carbono y mejorar la calidad del aire en Madrid. Gracias a los parkings disuasorios y otras medidas, la Capital forma parte de la Lista A de la organización Carbon Disclosure Project (CDP).
Otro de sus beneficios es el ahorro económico que supone para los viajeros y trabajadores. Estacionar en una plaza park and ride es más asequible, y pese a carecer de una ubicación céntrica, disponen de opciones de transporte público y privado (autobuses, taxis, etc.) que las comunican con los principales puntos de interés de Madrid.